Cuando El Deporte Deja De Ser Saludable | El Negocio Multimillonario Del Fitness



Todos hemos escuchado que el deporte es sinónimo de salud, ¿verdad? Pero, ¿qué pensarías si te dijera que esa actividad física que practicas con tanto entusiasmo podría estar dañando tu cuerpo más de lo que imaginas? Hoy vas a descubrir cómo algunos inescrupulosos han utilizado el marketing para convertir el deporte en un negocio multimillonario que está poniendo en riesgo la salud de las personas.


El deporte siempre ha sido promovido como una de las actividades más saludables y necesarias para mantener un buen estado físico y mental, pero, ¿alguna vez te has preguntado cuándo el ejercicio deja de ser bueno y se convierte en algo dañino para ti? 

Actividades como correr y el fitness son ampliamente practicadas en todo el mundo, analicemos cómo estos deportes pasaron de ser inofensivos y saludables a convertirse en un riesgo para la salud pública.

Jogging: De lo Marginal a lo Popular

A principios de los años 60, salir a correr no era una actividad común ni mucho menos popular. De hecho, en algunas ciudades de Estados Unidos, podías ser detenido por la policía solo por correr. 

En ese entonces, correr era visto como algo extraño, reservado para atletas o boxeadores. Pero, ¿cómo pasó de ser una actividad marginal, a uno de los ejercicios más populares del mundo? 

Todo se remonta a 1962, cuando Bill Bowerman, un legendario entrenador de atletismo de la Universidad de Oregón y futuro cofundador de Nike, viajó a Nueva Zelanda y conoció un programa de entrenamiento que lo cautivó, así que decidió llevar esta idea a Estados Unidos.

Bowerman no solo creía en los beneficios del jogging para los atletas, sino que pensaba que cualquier persona, sin importar su estado físico, podía beneficiarse de esta práctica. En 1966 publicó un panfleto y, un año después, el libro Jogging: A Physical Fitness Program for All Ages, donde promovía el jogging como un medio para mejorar la salud cardiovascular, reducir el riesgo de enfermedades y mejorar la calidad de vida. Realizó estudios que demostraban los beneficios en hombres mayores, probando que este ejercicio, simple pero efectivo, podía ayudar no solo a la cintura, sino también al corazón.

La popularidad del jogging se consolidó en los años 70, impulsada por la creciente visibilidad de corredores famosos como Steve Prefontaine y el lanzamiento de empresas como Nike, que vieron en este deporte una oportunidad de negocio. Poco a poco, se fue sentando la base de lo que hoy conocemos como la cultura del running.


Del jogging al running: la salud se convirtió en competencia

Los años que siguieron al boom del jogging fueron de crecimiento acelerado para el fitness en general. Lo que comenzó como un ejercicio recreativo, enfocado en mejorar la salud cardiovascular, pronto evolucionó hacia algo mucho más competitivo. Para finales de los años 70 y principios de los 80, la sociedad pasó del jogging al running con una rapidez asombrosa. Lo que antes era visto como una simple práctica de bienestar físico, se convirtió en una verdadera obsesión, marcada por la competencia, los récords personales y, por supuesto, un gigantesco negocio.

Las maratones, que habían sido un evento de nicho, empezaron a ganar popularidad en todo el mundo. Un punto de inflexión fue la primera edición del Maratón de Nueva York en 1970, donde solo participaron 127 personas. Para 1980, más de 10,000 corredores competían en esa misma maratón, reflejando un fenómeno global. El running se consolidó como una actividad para las masas y, con ello, surgió una industria millonaria centrada en la venta de zapatillas, ropa deportiva, inscripciones a carreras, suplementos y gadgets especializados.

El deporte, que en sus inicios estaba impulsado por la idea de la salud, dio paso a una cultura del alto rendimiento. Las personas ya no corrían simplemente para mantenerse saludables; ahora competían consigo mismas y con otros, buscando mejorar sus tiempos, aumentar las distancias y, en muchos casos, alcanzar el estatus de maratonistas. Esta tendencia no solo trajo consigo una creciente popularidad de las carreras de larga distancia, sino también una serie de problemas de salud que antes no se habían asociado al deporte recreativo. 

Maratones y problemas de salud a largo plazo

Correr maratones, aunque visto como una forma de superación y logro personal, tiene efectos a largo plazo que no siempre son saludables. Un estudio publicado en 2014 en Missouri Medicine reveló que los corredores de maratón de larga trayectoria mostraban puntuaciones de calcio en la arteria coronaria (CACS) más altas que aquellos que no corrían, lo que indica un mayor riesgo de enfermedades cardíacas. El CACS es un indicador de la cantidad de placa calcificada en las arterias, y niveles superiores a 100 ya sugieren un riesgo incrementado de infarto, arritmias y muerte súbita .

Además, investigaciones posteriores, como el estudio de 2018 realizado por James O'Keefe y Carl Lavie, enfatizan que el ejercicio prolongado y de alta intensidad puede tener efectos negativos sobre el corazón, especialmente después de los 40 años. La recomendación es optar por un ejercicio moderado, ya que cantidades extremas pueden provocar un aumento de la calcificación arterial, lo que paradójicamente incrementa el riesgo cardiovascular en lugar de reducirlo .

El cuerpo humano no está biológicamente diseñado para correr largas distancias de manera constante. Mientras caminar es una actividad biomecánicamente más natural, correr durante extensos periodos de tiempo somete al cuerpo a un estrés continuo que puede derivar en problemas cardíacos. De hecho, estudios han demostrado que los eventos cardiovasculares graves pueden ser más frecuentes entre los corredores de maratón que en las personas que no hacen ejercicio en exceso .

Los investigadores de Yale, encontraron que el 82 por ciento de los maratonistas sufren una afección conocida como lesión renal aguda en etapa 1, cuando los riñones no logran filtrar los productos de desecho de la sangre.

En caso de lesión renal aguda, las células renales se dañan y mueren, posiblemente debido a un aumento de la temperatura corporal central, deshidratación y falta de flujo sanguíneo a los riñones. Afortunadamente para los corredores, los riñones suelen recuperarse por completo en 48 horas.

Las investigaciones ya sugieren que, cuando se lleva al extremo, correr puede tener rendimientos decrecientes. Por ejemplo, en un estudio publicado en la revista del colegio americano de cardiología demostró que los corredores habituales de maratones tenían las mismas probabilidades de morir que las personas sedentarias. Mientras tanto, las personas que corrían entre una y dos horas y media por semana tenían el menor riesgo de muerte. Los estudios también han demostrado que los atletas de resistencia masculinos competitivos, como los maratonistas serios, pueden tener niveles más bajos de testosterona e incluso espermatozoides anormales. Por supuesto que esto es una generalización, existen casos aislados de personas que son más aptas y que resisten mejor a condiciones extremas de entrenamiento, pero son una minoría.


La evidencia muestra que el deporte de alta intensidad no es saludable, pero eres libre de practicar cualquier actividad física bajo tu propia responsabilidad. 


Correr maratones no es la única actividad que parece saludable pero no lo es. El Fitness en general está plagado de mentiras que afectan gravemente a la salud de los deportistas.


La explosión del fitness y su degeneración hacia los excesos

El auge del fitness moderno tuvo su apogeo entre los años 70 y 80, una época en la que la cultura del cuerpo comenzó a popularizarse a niveles sin precedentes. La imagen corporal atlética y musculosa se convirtió en el nuevo estándar estético, impulsada por el creciente culto a los gimnasios, las revistas de culturismo y la industria del entretenimiento. El cuerpo ideal ya no era simplemente una cuestión de salud, sino un símbolo de éxito, disciplina y poder.

Uno de los principales catalizadores de este cambio fue la película Pumping Iron, que llevó el culturismo, y específicamente a Arnold Schwarzenegger, a la cultura popular. Esta película no sólo documentó competiciones de culturismo, sino que también presentó la imagen del físico musculoso como un símbolo de éxito y poder. La influencia de Schwarzenegger en la cultura del fitness fue inmensa, y su carisma lo convirtió en un ícono mundial.

Lo que antes se asociaba a la élite deportiva o a los competidores de alto nivel empezó a ser accesible para todos. El gimnasio dejó de ser un espacio de entrenamiento exclusivo y se convirtió en un fenómeno de masas. La cultura de los cuerpos esculpidos y marcados por el ejercicio físico extremo se normalizó rápidamente. La gente no solo iba al gimnasio para estar saludable, sino para alcanzar un cuerpo que representaba estatus y atractivo en la sociedad.

Este deseo por un físico estéticamente "perfecto" es relativamente reciente. A finales del siglo XX, la cultura de consumo comenzó a utilizar los cuerpos masculinos y femeninos en su versión más esculpida y musculosa como un reflejo de éxito personal. La imagen de un hombre musculoso, definido y atlético comenzó a dominar la publicidad y las representaciones en medios, impactando profundamente la percepción de los cuerpos normales. Lo que era extremo empezó a parecer alcanzable, y lo que era saludable comenzó a parecer insuficiente.

A medida que la presión por tener un cuerpo ideal aumentaba, muchos empezaron a recurrir a medios artificiales para lograrlo. El fenómeno de los esteroides anabólicos es uno de los resultados más evidentes de esta búsqueda por la perfección física a cualquier costo. Estos compuestos, diseñados inicialmente con fines médicos, pronto se convirtieron en una herramienta más para aquellos que querían resultados rápidos y visibles en el gimnasio.

El poder y el peligro de los esteroides

El atractivo de los esteroides es evidente: hacen crecer los músculos de forma rápida y eficiente. En estudios recientes, se ha observado que los usuarios de esteroides pueden llegar a tener ganancias de fuerza un 52% mayores en comparación con aquellos que entrenan sin el uso de estas sustancias. Pero este camino hacia el "cuerpo perfecto" viene con un costo elevado.

Para muchos hombres, y un número creciente de mujeres, los esteroides representan esa tentadora opción de conseguir lo que el entrenamiento natural no les da con la rapidez que desean. Aunque los esteroides parecen ser la respuesta para aquellos que no ven resultados "suficientes" en el gimnasio, lo que no se menciona tan a menudo son las devastadoras consecuencias para la salud. Desde el daño irreversible a los órganos vitales hasta los cambios permanentes en el sistema hormonal, el uso de esteroides lleva a los cuerpos a límites peligrosos.

Los efectos secundarios incluyen calvicie, problemas cardíacos y aumento de la retención de líquidos. Los desequilibrios hormonales que provocan pueden llevar a que los hombres desarrollen tejido mamario. La ginecomastia es un fenómeno que contradice directamente el ideal de masculinidad que buscan. Más allá del cuerpo, los esteroides también tienen un impacto profundo en la mente, causando desde agresividad extrema hasta depresión y ansiedad una vez que el ciclo de uso se interrumpe.

El negocio detrás de la estética: suplementos y promesas vacías

A medida que el fitness se fue degenerando, se abrió un mercado multimillonario de productos diseñados para cumplir con la promesa de cuerpos esculpidos. En lugar de centrarse en la salud y el bienestar a largo plazo, la industria del fitness ha aprovechado la falacia de que alcanzar un físico de portada de revista es posible para cualquiera con los "suplementos adecuados" y un "entrenamiento duro".

Una de las grandes mentiras en este proceso ha sido la venta de suplementos, que se promocionan como herramientas esenciales para lograr cuerpos musculosos que, en muchos casos, son el resultado de química más que de entrenamiento natural. La mayoría de los suplementos están diseñados para explotar la desesperación por mejorar rápidamente, vendiendo proteínas, aminoácidos, pre-entrenos, quemadores de grasa y productos para la recuperación que a menudo no tienen un respaldo científico sólido. Es un mercado que factura miles de millones anuales, pero cuyos beneficios reales para la salud están en constante cuestionamiento.

Por ejemplo, los productos de proteínas, uno de los pilares del marketing en esta industria, prometen resultados inmediatos y visibles. Sin embargo, numerosos estudios han demostrado que, para la mayoría de las personas, la ingesta extra de proteínas no tiene un impacto significativo en la ganancia muscular si ya están consumiendo una dieta equilibrada. De hecho, muchas de estas promesas exageradas vienen acompañadas de efectos secundarios que van desde problemas renales hasta digestivos, sin hablar de los ingredientes dudosos que suelen incluir.

Además de los productos proteicos, el mercado está plagado de otros tipos de suplementos que prometen acelerar la quema de grasa o aumentar la resistencia. Quemadores de grasa, prometen eliminar tejido adiposo sin necesidad de cambiar drásticamente la dieta o los hábitos, cuando en realidad tienen efectos marginales en la pérdida de peso. Muchas veces, estos productos se asocian con publicidad engañosa que aprovecha el miedo a no cumplir con los estándares de belleza actuales, empujando a las personas a gastar grandes sumas en productos que, en el mejor de los casos, ofrecen resultados imperceptibles.

El marketing detrás de estos productos también ha creado una industria de influencers y embajadores de marca que, de manera similar a los fisicoculturistas de antaño, venden una imagen que rara vez es natural. La promoción constante de suplementos como si fueran la clave del éxito ha hecho que las expectativas sean completamente inalcanzables para la mayoría de las personas, lo que crea un ciclo perpetuo de consumo de productos y frustración.

Un ecosistema de productos más estéticos que saludables

Todo este ecosistema —suplementos, planes de entrenamiento extremos, productos para la recuperación y más— está diseñado para mantener a las personas enganchadas, buscando un ideal inalcanzable y, en muchos casos, dañando su salud en el proceso. La obsesión por el físico perfecto ha creado una máquina de consumo constante donde el bienestar real se sacrifica en nombre de las ganancias económicas.

Conclusiones: El precio oculto del deporte extremo

Nos han convencido de que el éxito y la salud dependen del alto rendimiento, de competir y de llevar nuestros cuerpos al límite, cuando la realidad es que el exceso de ejercicio puede tener graves consecuencias para nuestra salud física y mental.

Es importante recordar que no todas las actividades físicas son malas, pero tampoco todas son saludables cuando se llevan al extremo. Cada uno de nosotros debe ser consciente de las decisiones que tomamos y de los riesgos que asumimos. Practicar deporte es una opción personal, y si decides hacerlo, hazlo por las razones correctas, sin dejarte llevar por la presión de la sociedad o la publicidad que te vende la perfección física como sinónimo de éxito. 

Recordemos algo, todos estamos siendo manipulados cada día para convertirnos en mejores consumidores, utilizando el argumento distorsionado de que el deporte es saludable. A las compañías no les importa tu salud, solo buscan ganar millones vendiéndote zapatillas más caras, dispositivos de monitoreo y medición, suplementos alimenticios y hasta inscripciones a competencias. Y eso en teoría no es necesariamente malo, lo malo es que mienten descaradamente para convertirnos en adictos a las competencia deportivas y no buscar nuestra salud. Recuerda que las empresas no van a cuidar de ti; tu salud es tu responsabilidad.

Prioriza tu bienestar y, sobre todo, recuerda que cuidar de tu salud no debe significar poner tu cuerpo en peligro. Al final del día, la mejor inversión que puedes hacer no es en una competencia o en un físico musculoso, sino en tu bienestar a largo plazo.

Lo que te he mostrado en este video es lo que la evidencia objetiva demuestra hasta el momento, pero me gustaría conocer tu experiencia, ¿corres, vas al gimnasio, tomas proteína? Dime lo que piensas al respecto para que juntos podamos aprender más.


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