Un proyecto de ley propuesto por Senadores en Estados Unidos busca regular la industria de la publicidad digital dominada por Google y Meta. Si se aprueba, los gigantes tecnológicos estarían obligados a deshacerse de sus multimillonarias divisiones publicitarias.
Este es un tema relevante a nivel mundial por la influencia de estas compañías en casi todas las economías y de darse la aprobación de esta iniciativa antimonopolio, podría ser un paso hacia mayores regulaciones a otros temas económicos polémicos, como la privacidad y las tiendas de aplicaciones.
Por supuesto que Google y Meta no se irán sin dar batalla, seguramente veremos un largo proceso legal, por lo que no se prevén cambios a corto plazo.
Lo que está claro para todos es que la industria de la publicidad digital no es un campo de juego justo y necesita estar mejor regulado, actualmente es prácticamente imposible hacer campañas publicitarias digitales sin pagarle a estas dos mega empresas, lo cuál impide que nuevos actores puedan competir en ese mercado.
Algunos de los competidores publicitarios que esperan que la ley se apruebe son Microsoft, Yahoo, Comcast y The Trade Desk por nombrar algunos de los más grandes.
Se espera que con esta iniciativa, la industria publicitaria en general se beneficie de una competencia más justa y límites estrictos para el uso de los datos personales. Además, con la desaparición de las cookies veremos iniciativas de todo tipo para reemplazarlas e intentar identificar los dispositivos, pero nadie está seguro de que funcionen o que sean catalogadas como ilegales, por lo que se perderá la precisión y direccionalidad de las campañas, haciéndolas menos efectivas.
Este podría ser considerado el lado negativo de esta regulación, los sistemas de seguimiento y medición de Google y Facebook están tan desarrollados que hacen extremadamente efectiva la publicidad. Los nuevos competidores deberán evolucionar sus sistemas para lograrlo y cada compañía desarrollará su propio sistema aislado, haciendo más difícil combinar el presupuesto entre las distintas plataformas publicitarias.
Los datos son indispensables para construir experiencias verdaderamente relevantes para los consumidores, pero cuando un monopolio domina la compra y la venta de la publicidad, las personas no sabemos dónde y cómo se utilizan nuestros datos.