¿Qué es la web 3.0? Estas son las claves para entenderla


La web 3.0 ya llegó y si aún no sabes lo que eso significa yo te lo resumo. En los inicios de internet el contenido se publicaba y era consumido por los usuarios, esto se conoce ahora como la web 1.0. Una década más tarde aparecieron las redes sociales y las aplicaciones web, donde los usuarios podíamos crear, compartir e interactuar con el contenido, a esto se lo conoce como la web 2.0.

La web 3.0 supone un cambio radical. Esta evolución se construye bajo tres principios: la descentralización, la transparencia y la autonomía.

En la Web 3.0, las plataformas están descentralizadas. Las empresas ya no tienen control sobre ningún contenido, sino que los usuarios son dueños de sus contenidos y sus datos.

La tecnología blockchain asegura la transparencia, los usuarios de redes peer-to-peer y aplicaciones descentralizadas (dApps) podrán verificar su información debido a que compartirán bases de datos abiertas e inalterables.

Además, los usuarios tendrán autonomía digital porque podrán decidir quiénes recopilan sus datos y cómo se utilizan. Poco a poco los datos de los usuarios se irán almacenando en la blockchain, lo que les dará más poder que nunca. Podrán elegir con qué marcas aceptan compartir sus datos, qué datos desean compartir y por cuánto tiempo.

En un futuro cercano, todos los usuarios de internet podrán exigir una parte de los ingresos generados por los datos que crean. Por ejemplo, los anunciantes pagarán a los usuarios por ver anuncios personalizados o aceptar recibir contenido de marca. 

Las criptos son el mecanismo más fácil para ofrecer incentivos que los usuarios pueden utilizar de inmediato. En poco tiempo las criptos dejarán de ser vistas como inversiones especulativas y pasarán a ser medios de pagos seguros en internet y mientras más rápido los anunciantes acepten utilizar las criptomonedas, más rápido podrán capitalizar sus beneficios.

El futuro de la publicidad digital y virtual estará basado en el permiso y las recompensas digitales, las marcas deben comenzar a buscar un beneficio común en el intercambio autorizado de datos para equilibrar la relación entre las marcas y los consumidores.

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