La fijación dinámica de precios, un grave problema ético


En Latinoamérica es común que se cobren los productos y servicios dependiendo de la persona, por ejemplo, si un taxista descubre que no eres local seguramente intentará cobrarte más por el servicio.

Pero, ¿sabías que esta práctica que parece tan nuestra también la utilizan las grandes empresas globales? Técnicamente se llama fijación de precios dinámica, un nombre muy bonito para una práctica éticamente y legalmente cuestionable.

Para aplicar la fijación de precios dinámica se utilizan algoritmos que pueden predecir la voluntad de compra de una persona y ajustar el precio en tiempo real para maximizar los ingresos de la empresa. Existen 2 tipos de precios dinámicos, los basados en la oferta y la demanda como los que utiliza Uber y los precios personalizados como los que utiliza Amazon.

En el primer ejemplo, Uber identifica que hay pocos conductores y muchos solicitantes del servicio y automáticamente subirá el precio. En el segundo ejemplo, Amazon identifica tu necesidad de compra de un producto y subirá el precio cuando deduce que estás dispuesto a pagar más.

Lo que intentan los algoritmos de fijación de precios es predecir la disposición del consumidor a comprar a un precio determinado para que su margen de ganancia sea mayor. Esto puede ser percibido como discriminatorio y poco ético por los consumidores y el público, lo que a su vez puede afectar negativamente a la empresa.

Los algoritmos de fijación de precios están muy desarrollados debido a que utilizan redes neuronales y cookies que recopilan datos detallados sobre el comportamiento del consumidor. Las empresas no tienen que pedir un consentimiento explícito para usar cookies de seguimiento con fines de fijación de precios. 

Poniendo esto en palabras simples, las empresas te conocen tan bien que saben cuándo tienes mayor necesidad o urgencia por un producto y aprovechan esa información para subir el precio y ganar más. Y si aún no sabes qué pensar sobre este tema te pongo otro ejemplo. 

En 1999, el CEO de Coca Cola, Douglas Ivester, propuso implementar máquinas expendedoras sensibles a la temperatura, así que mientras más calor hacía, las bebidas serían más costosas. La premisa era que la utilidad de una Coca Cola varía de un momento a otro, la gente estará más dispuesta a comprar su bebida fría durante un juego deportivo que un lunes a las 8 de la mañana.

Este tipo de fijación de precios se popularizó en los años 80 luego de que American Airlines los implementara con mucho éxito incrementando sus márgenes de ganancia. Los precios dinámicos son muy rentables y actualmente se utilizan en distintas industrias tecnológicas, comerciales y publicitarias.

¿Tú qué piensas? ¿Estás de acuerdo con que se cobren los productos dependiendo de la persona y el momento?

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