Las vallas publicitarias representan un riesgo para la salud pública


¿Has pensado en lo perjudicial que es la publicidad exterior? Vallas publicitarias, pantallas gigantes o MUPIs, son medios beneficiosos para los anunciantes pero son perjudiciales para la sociedad.

La contaminación visual de la publicidad exterior provoca una sobrecarga mental en las personas que puede derivar en estrés y ansiedad, convirtiéndose en un problema de salud pública. 

Otro de los efectos negativos derivados de la publicidad exterior es la mala alimentación, debido a que estos medios publicitarios son usados principalmente para promocionar comida chatarra. 

Jean Adams, investigadora de salud pública de la Universidad de Cambridge afirma que la publicidad de alimentos influye en el tipo de comida que prefieren los niños. Estadísticamente, la mayoría de la publicidad de alimentos promueven comida menos saludable. 

Así que la publicidad de comida rápida en sí misma contribuye a dietas menos saludables y, por extensión, probablemente a la obesidad y diabetes.

Pero esto va mucho más allá, los alimentos menos saludables son más baratos. Por lo tanto, las personas con menos poder adquisitivo están expuestas de manera desproporcionada a la publicidad de alimentos poco saludables. 

Entonces este tipo de publicidad exterior profundiza las desigualdades en los lugares en que es más frecuente. El resultado es que las personas con menos ingresos consumen más este tipo de comida y son menos saludables que la gente con mayores ingresos.

La publicidad influye en las preferencias por alimentos altos en grasa, sal y azúcar. Pero la excesiva publicidad exterior está relacionada no solo con una salud nutricional y mental más deficientes, sino también con un espacio limitado para caminar y recrearse causado por el diseño desordenado de las ciudades.

La mala publicidad se aprovecha de las personas más vulnerables como los niños, las personas con menos recursos económicos y las minorías. La publicidad exterior no es algo que aceptamos, simplemente estamos obligados a consumirla contra nuestra voluntad a pesar de que refuerza las desigualdades sociales y afecta a la salud pública.

El objetivo no es hacerte odiar más o rechazar la publicidad exterior, sino que es compartir contigo una perspectiva más amplia que te permita ver los efectos de los excesos y abusos publicitarios.

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